¿Qué hacer cuando tienes un reventador en tu audiencia?
Comunicar es siempre una actividad de una alta exigencia dada la cantidad de aspectos que el comunicador ha de gestionar al mismo tiempo. Si, además, hay alguien entre tu audiencia que ha venido con ganas de medir tus fuerzas, la gestión se complica.
¿Todas las personas que nos incomodan cuando estamos comunicando tienen intención de hacerlo? ¿Cuántas veces hemos hecho o dicho algo con una intención positiva, pero que ha provocado un efecto contrario al que buscábamos? Lo mismo le ocurre a tu audiencia. Cuando nos exponemos a muchos o de forma muy frecuentemente, hay altas probabilidades de que algo de lo que nos digan o de lo que hagan, nos moleste sin que ésta sea su intención. De modo que una de las apreciaciones más importantes a la hora de gestionar estas situaciones es recordar que la comunicación es subjetiva, es decir, que tanto tú como tu audiencia filtráis y dais sentido a la información que os llega en función de vuestras experiencias. Dado que las experiencias son tan dispares entre personas, la forma de interpretar el mundo y expresarlo se vuelve igual de dispar.
También es cierto, que se dan ocasiones en las que la intencionalidad es clara: vienen a incomodarnos. Recordemos pues, que nos comunicamos para obtener una reacción en la otra persona. Siempre que hay comunicación, hay reacción por parte de los que nos escuchan. Entonces, ¿qué reacciones puede pretender de nosotros alguien que intenta incomodarnos? Ponernos nerviosos, que neguemos de forma automática, que nos despistemos de lo que estamos hablando, que demos una mala contestación, que nos pongamos en evidencia, que perdamos el hilo… Si te has visto envuelto en una situación así alguna vez, quizá se te ocurran muchas más. Si la intención clara es ésta, la solución también es clara: no se lo permitas. No dejes en manos de tu interlocutor el poder de tus emociones. Esta es una máxima que conviene recordar y, por supuesto, practicar. Ya que esperan de ti las reacciones mencionadas arriba, sorprende dando algunas otras:
- No niegues, acepta el punto de vista tan dispar que acaban de lanzar. Considera que, dado que la interpretación es subjetiva, su punto de vista merece al menos ser escuchado.
- Profundiza en el punto de vista dispar a través de preguntas.
- Aplaza una conversación/debate sobre el tema para otra ocasión.
- Solicita el apoyo de tu audiencia: ¿alguien más opina así? ¿qué aporta esta sugerencia al problema en cuestión? ¿continuamos debatiendo este tema o lo dejamos para otra ocasión?
- Separa el problema de la persona.
- Sé blando con las personas y fuerte con el tema en cuestión, con el problema.
- …
Por último, el mismo hecho de llamar a estas personas “reventadores” ya les aporta una connotación negativa. ¿Y si percibiéramos las comunicaciones que nos incomodan como oportunidades para la negociación? ¿Cómo oportunidades para poner en funcionamiento formas de comunicación más positivas, de modo que profundizáramos en el desarrollo de esas capacidades de comunicación constructiva que todos tenemos? Propongo que nos replanteemos el término “reventador” de modo que abramos un espacio para identificar un nuevo término que destaque la oportunidad que supone gestionar una situación difícil, la oportunidad que supone trabajar en pro de una alianza, en lugar de mantener y profundizar en la incomodidad que nace.
Directora de la Escuela OTEC para la Oratoria Profesional